Hasta hace muy pocos años, todos identificábamos la celebración de un funeral con un rito religioso. Pero no tiene porqué ser así. Si perteneces a una familia atea, o las creencias religiosas no son importantes para nosotros, un funeral civil o laico se convertirá en una despedida muy especial para vuestro ser querido fallecido.
¿Qué son los funerales laicos?
Se trata de una ceremonia de despedida diseñada a medida de cada familia, con el objetivo de recordar a su ser querido de una manera personal. De hecho, se puede definir como una celebración sobre su vida.
En un funeral laico o civil, se recuerda la esencia del fallecido, sus gustos, sus virtudes, los mejores momentos de su vida… Se trata de un retrato personal hecho por aquellos que le han conocido bien, y que toman la palabra para homenajear al difunto.
Por motivos obvios, en un funeral civil o laico no participa ningún sacerdote católico o representante de cualquier otra religión. De todos modos, la ceremonia está dirigida por un celebrante, que es el encargado de explicar en qué consiste el funeral, hacer algunas reflexiones y dar paso a los diferentes participantes en la celebración.
La estructura de un funeral laico no está nunca preestablecida, sino que depende de cómo quieren los familiares que sea la ceremonia. También puede introducirse músicas y vídeos, si se desea. De hecho, esta es una de las grandes virtudes de este tipo de funeral: el poder hacer una despedida a la medida de familiares, amigos y del propio fallecido.
La única similitud de este tipo de funeral con los tradicionales religiosos es el final de la ceremonia, en el que el celebrante invita a unos momentos de reflexión en silencio , mientras el ataúd es despedido entre notas musicales para ser transportado al crematorio o al cementerio, según se haya decidido su entierro o cremación.