La elección del féretro en el que van a descansar los restos de un ser querido fallecido no es tan fácil como puede parecer a priori. Cuando acudimos a la funeraria para organizar un funeral, nos encontramos con un amplio catálogo de ataúdes o féretros elaborados con materiales de gran calidad y que, incluso, pueden personalizarse a demanda de los clientes.
Modas aparte, es importante que conozcamos los 3 tipos básicos de féretros que la ley marca como adecuados para recibir el cuerpo de una persona fallecida.
El féretro de madera
Es el más habitual. Puede fabricarse en madera, conglomerado u otro material parecido, siempre que sea biodegradable. Su objetivo es contener el cuerpo para llevarlo al lugar de entierro o al crematorio. Acolchados y forrados en su interior, siempre deben tener un mínimo de 15mm de grosor.
Féretros de dos cajas
Si el entierro va a realizarse en un cementerio a distancia del lugar donde se ha producido la muerte, o si tiene que trasladarse al difunto por cualquier otro motivo, es recomendable usar un féretro especial de dos cajas, que garantiza un traslado sin incidentes. Hay que tener en cuenta que la madera no es un material suficientemente resistente para sufrir un proceso de este tipo.
La caja interior de estos féretros especiales debe estar fabricada con zinc de 0,30 mm , mientras que la exterior será de madera de 2 cm de grosor.
Cajas metálicas
Por fortuna, su uso no es muy habitual, pero merece la pena conocer la existencia de cajas metálicas que se usan para recoger partes del cuerpo del fallecido que por algún motivo han sido amputadas.
Aunque tienen la misma función que un féretro, estas cajas son más pequeñas e impermeables.
Los féretros más especiales
Por supuesto, en los féretros también hay modas y tendencias que renuevan los diseños cada pocos años. Además, siempre hay personas que desean un féretro con una forma especial, que represente un rasgo en concreto de la vida del fallecido.